Después de cuatro meses de conflicto y plantas completamente detenidas, Lácteos Verónica volvió a producir. El viernes, en la sede rosarina del Ministerio de Trabajo de Santa Fe, se desarrolló una reunión clave que se extendió por más de cinco horas y permitió alcanzar un acuerdo entre la empresa y los trabajadores, representados por la Asociación de Trabajadores/as de la Industria Lechera de la República Argentina (ATILRA).
El entendimiento contempla un cronograma de pagos para saldar la deuda salarial que la firma mantiene con sus empleados. Según se informó, el atraso alcanzaba alrededor de $7 millones por trabajador. Para destrabar la situación, se acordó abonar $700.000 este lunes 15 de septiembre, otros $700.000 el lunes 22 y un millón de pesos el 29 de septiembre. Finalmente, el 6 de octubre se completará el pago con otro millón, cerrando así el compromiso asumido con los 650 operarios que emplea en sus plantas de Lehmann, Suardi y Clason.
Cabe recordar que en julio la compañía presentó ante la Secretaría de Trabajo de la Nación la apertura del procedimiento preventivo de crisis.
Desde la empresa explicaron que las dificultades financieras se vinculan directamente con el escenario que atraviesa el sector lácteo en Argentina: una caída del 7% en la producción durante 2024, una baja del 9,7% en el consumo interno, el aumento de costos en un contexto inflacionario prolongado, la concentración del mercado y la falta de acceso a financiamiento en condiciones razonables.
Desde la empresa explicaron que las dificultades financieras se vinculan directamente con el escenario que atraviesa el sector lácteo en Argentina.
En este marco, Lácteos Verónica pasó de producir 800 mil litros diarios a apenas 180 mil, lo que generó una fuerte capacidad ociosa que golpeó de lleno sus finanzas. Esta situación obligó a vender su inmueble central y a tomar decisiones drásticas sobre su estructura, con el objetivo de sostener la operación y evitar el cierre definitivo.
El conflicto comenzó en mayo, cuando la empresa dejó de abonar los sueldos. Frente a ello, los trabajadores iniciaron una retención de tareas por tiempo indeterminado, sin bloquear las plantas pero visibilizando su reclamo. La paralización de las actividades generó un fuerte impacto en las comunidades donde están radicadas las fábricas, tanto por la pérdida de ingresos como por la falta de producción de lácteos que abastecen distintos mercados.
Finalmente, este viernes se firmó el acta que puso fin al conflicto y abrió la posibilidad de reactivar la producción. Según se pudo saber, este lunes las tres plantas retomaron sus actividades de manera progresiva, lo que representa un alivio para cientos de familias que dependen de esos empleos.
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